Observar la baguette: el arte de la primera mirada
Una buena baguette se reconoce primero por la vista. Su forma debe ser elegante pero no demasiado perfecta: una baguette calibrada como una regla suele ser industrial. Su color dorado debe ser uniforme, ni demasiado pálido (señal de una cocción insuficiente) ni demasiado oscuro (cocción excesiva). En cuanto a las grignes, esas muescas de la parte superior, deben estar limpias y ligeramente abiertas: la firma del éxito de la cocción.
La corteza: la música crujiente del pan francés
En Francia decimos que una baguette debe "cantar". Una auténtica baguette se distingue por su corteza fina y crujiente que se agrieta ligeramente al presionarla o romperla. Debe desprender un sutil aroma a trigo tostado. Si la corteza es blanda o gomosa, mejor pasar: el pan ha perdido su alma.
La miga: el alma de la baguette
En el interior, la mie debe ser blanda y alveolada: los agujeros de tamaño irregular son prueba de una fermentación lenta y cuidadosa. Su textura debe seguir siendo suave, nunca seca ni elástica. ¿El color ideal? Un blanco ligeramente dorado y cremoso, lejos del blanco brillante de las baguettes industriales, a menudo enriquecidas con aditivos. En boca, una buena miga revela sabores de trigo, a veces de avellana, que perduran en la memoria.
Una baguette debe airearse / Foto elegida por Monsieur de France: depositphoto
Tradición francesa: la etiqueta que marca la diferencia
Para no equivocarse, busque la etiqueta "Baguette de tradition française". Desde el decreto del Pan de 1993, garantiza un producto elaborado en el propio establecimiento, sin aditivos, sólo con harina, agua, levadura o masa madre y sal. Es la elección de los entendidos. Las baguettes industriales, a menudo moldeadas o vendidas en supermercados, son más insípidas, con una corteza blanda y una miga compacta.
¿Con qué se come una baguette en Francia?
La baguette lo acompaña todo en la cocina francesa. Por la mañana, se corta para hacer tostadas con mantequilla, a menudo cubiertas de mermelada o mojadas en café con leche. A mediodía, acompaña los platos del día: un bocado de baguette para "salsear" el jugo de un boeuf bourguignon o un gratin dauphinois es un gesto típicamente francés. En la cena, comparte la mesa con los quesos: camembert, comté, roquefort o brie se colocan generosamente por encima. Y como aperitivo, se transforma en pequeñas tostadas coronadas con rillettes, tapenade o queso fresco. En resumen, en Francia, la baguette forma parte de todas las comidas y a menudo es el centro de la convivencia.
Consejo francés: ¡siga la cola!
En Francia, las colas ante las panaderías son inevitables. Si los lugareños esperan, es porque allí la baguette tiene fama. Y si quiere mezclarse con los lugareños, pida una "tradition bien cuite": los aficionados aprecian esta versión con una corteza aún más crujiente.
FAQ : ¿Cómo elegir una baguette en Francia?
¿Cuál es la diferencia entre una baguette y una baguette tradicional?
La baguette clásica puede contener mejorantes o aditivos, mientras que la baguette francesa tradicional se elabora únicamente con harina, agua, masa madre o levadura y sal. Es más sabrosa y se conserva mejor.
¿Cuánto cuesta una baguette en Francia?
Por término medio, cuente entre 1 y 1,30 euros por una baguette artesanal. La tradicional es algo más cara (de 1,20 € a 1,50 €), pero la calidad justifica la diferencia.
¿Cómo puedo conservar una baguette más tiempo?
La baguette está mejor el mismo día. Para mantenerla crujiente, evita el plástico y prefiere una bolsa limpia. También puedes congelarla y recalentarla unos minutos en el horno.
¿Cuál es el mejor momento para comprar una baguette?
Por la mañana (antes del mediodía) y a última hora de la tarde: los panaderos sacan sus nuevas hornadas, lo que garantiza una baguette aún caliente y crujiente.